"Estoy libre de plantillas, no tengo dolor y acabo de completar una caminata de 27 km."
Durante años, comprimí mis pies en zapatos ajustados y dependí de plantillas ortopédicas. Parecía normal, hasta que en 2023 desarrollé fascitis plantar en mi pie izquierdo.
Ya tenía juanetes desde hacía algún tiempo, pero no me dolían. Sin embargo, el dolor punzante de la fascitis plantar me obligó a cambiar mi forma de caminar. Esta nueva forma de andar, a su vez, hizo que mis juanetes, hasta entonces inofensivos, empezaran a doler.
La solución de mi podóloga fue una nueva plantilla para "estabilizar mis dedos gordos".
Pero para mí, eso era justo lo contrario de lo que necesitaba. Más estabilización significaba menos movimiento natural. Sentí que tenía que probar un camino diferente.

Un acto de fe
Mi mayor desafío inicial no fue físico, sino psicológico. Tuve que encontrar la confianza para seguir mi propia investigación por encima del consejo de los profesionales. Mis amigos cuestionaban mi decisión y me advertían: "¡Necesitas más soporte y amortiguación a medida que envejeces, no menos!"
Pero como una persona activa a la que le encanta caminar, montar en bicicleta y jugar al tenis de mesa, la perspectiva de una vida limitada por el dolor de pies era impensable. Comencé mi propia investigación, que me llevó al libro de Katy Bowman, Whole Body Barefoot, y más tarde a los invaluables recursos de Anya's Reviews. Este fue el comienzo de mi transición de dos años al calzado minimalista.
El viaje de reaprender a caminar
Aprendí rápidamente que la paciencia es clave. Al principio, fui demasiado rápido y experimenté dolor en los pies, las pantorrillas y casi desarrollo síndrome de estrés tibial. Tuve que frenar.
El desafío más profundo fue reaprender a caminar. Lo hacemos todos los días sin pensar, pero ahora tenía que concentrarme conscientemente en cada paso, siguiendo la guía y los ejercicios para los pies del libro de Katy Bowman. Fue un proceso que me hizo humilde y desafiante.

La recompensa extraordinaria
Hoy, no soporto los zapatos que oprimen mis dedos. Los cambios positivos han sido increíbles:
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Fuerza y libertad: Me encanta la sensación de movimiento y la nueva fuerza en mis dedos.
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Arco natural: Mis pies se apoyan más planos en el suelo, y al caminar correctamente, he construido mi propio arco fuerte.
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Mejor equilibrio y agarre: Me siento más conectada con el suelo y más estable. Puedo trepar por rocas con mejor agarre y flexibilidad.
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Una vida sin dolor: Ya no uso plantillas ortopédicas; ahora, de hecho, me lastiman los pies. La fascitis plantar y el dolor de los juanetes han desaparecido.
La culminación de este viaje fue una reciente y triunfante caminata de 27 km durante dos días con mis zapatos minimalistas Saguaro. A los 67 años, me siento más fuerte y más conectada con mi cuerpo que en los últimos años.

Estoy muy orgullosa de haber escuchado mi intuición y haberle dado a mis pies la libertad que se merecían. Nunca volveré a dudar de mí misma.
Comienza tu propio viaje. No te decepcionará.